Un pueblo cansado

Hace años, en la década de los ochenta, en el periodo de los diez años de Balaguer, participé y acompañé a los habitantes de una zona olvidada de sus autoridades. Fue parte de la lucha y el enfrentamiento a piedras y con gomas encendidas en las calles. No me da vergüenza reconocerlo, ni siento remordimiento ninguno por salir a la calle a pedir que se recuerden del pobre. Era la única forma de que les escucharan. En esa ocasión se reclamaba la construcción de un sistema de acueducto y la mejora de la distribución del agua potable para la zona alta de la ciudad. Pasaron 20 años y ahora, hace muy poco tiempo, inauguraron el acueducto. Los habitantes de esa zona han esperado 20 años a que les escucharan sus reclamos. Si no hubiéramos salido a la calle, en aquel año de 1987, hoy, en el 2013 todavía veríamos a niños de 6 años con galones en la mano para poder bañarse y lavarse los trapitos. Con esto quiero decir que creo en la lucha de los pueblos para reclamar justicia y su derecho a vivir como personas. No creo en la violencia, no admito que se utilice la fuerza para alcanzar lo que se puede por medio de la voz. Sin embargo, cuando un pueblo es olvidado, arrinconado, ignorado, dividido para que pierda fuerza su lucha; cuando los gobernantes (alcaldes, gobernadores, ministros, presidentes, senadores y diputados) siguen haciendo burla a la palabra de todo un pueblo que pide lo que se le debe, entonces sí creo en que hay que tomar la calle. Sí creo que no se debe renunciar a gritar, a exigir mejor trato. ¿O nos vamos a dejar morir? Hay una frase que me gustaba utilizar en aquellos días, que no es mía, sino de una mujer revolucionaria española (Dolores Ibarruri,la Pasionaria):
" Es preferible morir de pie que vivir de rodillas." En esas palabras creo también. Cuando a una generación de jóvenes se les ha engañado por décadas con los mismos cuentos, cuando un pueblo está cansado de ser títere de los políticos ha llegado la hora de defenderse y organizarse para luchar, porque es mejor morir de pie que seguir viviendo de rodillas.