viernes, 13 de julio de 2018

Saber ser feliz con lo que tienes, eso es la riqueza. (Lao Tse)
 Que es lo mismo que decir: eres rico si logras ser feliz con lo que tienes.
Ya está dicho todo. Quizás sea una frase-concepto muy gastada. No lo dudo. Sin embargo, creo que no le hemos dado su valor e importancia. Hay un mensaje en esta frase de Lao que nos obliga a romper con la fuerza de atracción que el dinero ejerce sobre nuestras vidas. Está pidiendo que seamos libres ante la atractiva idea de que con dinero todo lo conseguimos, incluso la felicidad. En el fondo, esta sabiduría encerrada en la brevedad de una frase lapidaria (para escribir sobre piedra) es una llamada a que renunciemos a la sed de dinero, de riqueza. Fíjate que No pide renunciar a la vida con dinero, que, por otro lado, es necesario, sino saber vivir con lo que tienes y ser feliz con eso que tienes.
!Cuántas preocupaciones y miedos, con sus situaciones dolorosas, nos ahorraríamos si supiéramos vencer esta inclinación desmedida a procurar dinero, y riqueza! 
En el Evangelio, Jesús se lo pide a sus apóstoles. Cuando llegó el momento del envío les dice: "No os procuréis oro, ni plata, ni cobre en vuestras fajas; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero bien merece su sustento". (Mt 10, 9-10) Es una petición a vivir con el salario, sin mayores pretensiones. No todos estamos dispuestos a esta radicalidad. Sin embargo, hay una renuncia que sí podemos intentar en nuestra agenda diaria: saber prescindir de lo que no necesito para vivir. Es un ejercicio de soltar, de liberar el peso que me impide respirar con libertad mientras camino por esta vida. La frase "Necesito poco para vivir, y lo poco que necesito lo necesito poco", se le atribuye al santo de Asís, el pobre de Dios. 
Nos reímos interiormente cuando escuchamos la expresión: "El dinero no da la felicidad, pero calma los nervios". Es cierto. Todos conocemos las vidas de amigos, vecinos, compañeros en el trabajo que han logrado éxito económico y son ricos. No obstante, hablas con ellos y te dicen que no son felices. Quisieran cambiar todo lo que tienen por vivir satisfechos consigo mismos, en una familia que se ama y se ayuda, con más tiempo para disfrutar de la pareja, de los hijos en amor y salud. Tienen todo lo demás, pero les falta la felicidad. Son tan pobres que solo tienen dinero.
Vamos a tratar de que este principio de Lao Tse y la Palabra de Jesús de Nazaret sean herramientas para edificar una vida sobre roca firme, abierta a la verdadera felicidad. 

jueves, 12 de julio de 2018

De vez en cuando, conviene perderse

"Nadie encuentra su camino sin haberse perdido antes".

Hay veces que necesitamos perder algo para comenzar a valorarlo, amarlo hasta el punto de no dejarlo marchar. 
Perderse es alejarse del punto hacia donde caminamos. Y de vez en cuando hay que probar a ir por otras sendas para aprender a valorar lo que somos. Un bosque lo alcanzamos a ver cuando nos alejamos de él. Mientras estamos dentro, no sabemos su extensión y cuántos árboles tiene. Medir, desde afuera, los problemas que nos vienen es muy saludable. 
Perderse es señal de que no lo sabemos todo. De que nos equivocamos y cometemos errores. Si vamos por la vida con la seguridad de que tenemos la verdad total, nos podemos llevar un susto cuando descubramos que eso que creíamos seguro es pura ilusión. 
La vida es un camino. Tiene momentos en que te pierdes y otros en que vuelves a  recuperar el rumbo. No te desanimes si te ves frente a una pared alta que te impide el paso. Da media vuelta y sigue buscando la salida. Piérdete para volver a encontrarte.