jueves, 19 de noviembre de 2009

Del cielo cayó un paquete.

Hace unos días me llegó una historia que hoy, amable lector, quiero compartir contigo.
NO es cuento infantil ni un guión de película de acción. Es tan real como la vida dura
de sus protagonistas. El único cambio que le hecho a esta historia es el de los nombres de sus personajes.

En una playa de la provincia Peravia las noches se han convertido en punto de reunión
para los que aguardan la llegada del nuevo maná blanco. A Rafaela Gómez le está preocupando el raro comportamiento de su hijo Bienvenido ( Bienvo). Desde hace varias
semanas a este joven de 16 años le ha dado el deseo de salir a la playa de madrugada.Sus padres no saben con quien habla, ni saben a qué se levanta sigilosamente
cuando toda la familia duerme bajo el humilde techo de su ranchito al lado del mar.
El padre de Bienvo, tiene más de dieciocho años dedicado a la pesca en ese lugar. Sabe
que desde hace un tiempo algo extraño se mueve en la zona. Teofilo Gómez, ha decidido
poner punto final a las escapadas nocturnas de su hijo. Una noche se levanta y le sigue los pasos a Bienvo. Por entre las tablitas de la persiana ve a dos tipos hablando con su muchacho. Observa que están de buen humor y hacen gestos de saludo
al estilo de los you....( que lo qué men...como tu tá viejo.) Se da cuenta que no
son del sitio. Observa que traen un paquete en la mano. Es un paquete cuadrado forrado con plastico y mucha cinta adhesiva. Al despedirse se lo entregan a Bienvo.
El padre se vuelve a acostar y le cuenta la escena a su esposa.
Rafaela va en la mañana al aposento de sus hijos, cuando han salido para el Liceo, y debajo de la cama ve el paquete. No le pone la mano. Asustada va a ver al pastor evangélico de Nizao, Santo Pichardo, a quien le detalla todo lo ocurrido. Dos dias más tarde el pastor habla con Bienvenido y después de un sermón para que despierte y reaccione le dice que va a hablar con el teniente de la policía de puesto en el pueblo. El padre de Bienvo, con menos palabras- ya le ha aplicado su correctivo y de la paliza que le ha dado lo único que ha sacado es que los tipos son de Azua y que le dan el paquete para que se lo guarde una semana hasta que puedan venir a recogerlo.
El pastor habló con la policía local y hoy pudo contar la historia sentado en la habitacion de una clínica, gracias a que
los disparos de una chilena casera no hirieron zonas vitales.

Amigo lector, las preguntas que usted se hace en este momento, son las mismas que yo me hago. A quién tenemos que denunciar lo que estamos viendo a diario en nuestro país? Quién cuida a quien? Quién nos defiende de los que nos defienden ?
Los jóvenes de Peravia miran al cielo a ver si a ellos también les cae un paquete
en las manos...sabe Dios hasta cuando.

1 comentario:

  1. Lamentablemente, esto no ha perdido actualidad. Tenemos más de 12 años sufriendo las consecuencias del narcotráfico en los barrios de las ciudades más populosas del país.

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